Warning: Array to string conversion in /home/dianaarb/public_html/wp-content/plugins/luckywp-table-of-contents/plugin/Shortcode.php on line 287
Hoy quiero compartirte una reflexión sobre el conflicto que surge cuando sientes que «deshonra« a tus padres, el cumplir tu propósito de vida o Ikigai.
Para ello, he preparado este material, tanto en post como en vídeo, de manera que puedas verlo en el formato que más te agrade.
A fin de explicarte a qué me refiero con el título de este artículo, comenzaré por explicarte lo primero.
¿Qué es el Ikigai profesional y cómo se relaciona con tu propósito de vida?
El Ikigai es un término japonés que indica que representa eso que le da sentido a nuestra vida, lo que nos hace más felices.
Además de ser una cantidad de actividades o de experiencias que van cambiando a lo largo de la vida, hay una que normalmente vienen a consultar a mis sesiones, que es el Ikigai profesional.
Es decir, ¿cuál es la actividad profesional en la que puedo desarrollar mis dones y talentos, en la que voy a ser reconocida, puedo mantenerme económicamente y florecer, ser abundante y próspera, y además puedo contribuir a hacer de este un mundo mejor?
¿Te lo has preguntado? ¿Te has preguntado cuál es ese propósito de vida que te hará vivir de esa manera plena?
De ser así, puede que te hayas conseguido con la dificultad que te planteo hoy como temática.
¿Qué hacer cuando el deseo de nuestra Alma entra en conflicto con los deseos y proyecciones de nuestros padres?
Muchas veces, el encontrar nuestro Ikigai va en contra de los deseos o proyecciones que tienen nuestros padres con nosotros.
Tal vez eso ya te haya pasado y lo has superado, o quizás te encuentras ahora mismo viviendo este conflicto, al intentar cumplir tu propósito de vida.
Si te ha pasado como a mi, cuando yo era joven, mi padre quería que yo tuviera cierta formación universitaria para que tuviera una vida económicamente estable, aunque él no había pensado que tenía que estar en placentera.
Antiguamente, no se pensaba tanto en gozar con nuestra profesión, sino simplemente que nos diera estabilidad y prosperidad.
Entonces, fue a través de esas creencias culturales y de nuestra familia, que suelen ser bastante comunes, yo fui guiando mis pasos, mi formación para tener cierta carrera universitaria, cierto máster y trabajar en ciertos lugares que cumplían con esas expectativas.
Mi Retorno de Saturno: A mis 28 años me pregunté QUÉ ME HACÍA FELIZ
Cuando estaba acercándome a los 26 años, comencé a preguntarme, si ya había conseguido todos estos objetivos que mi padre me había planteado, que según su intención, me iban a hacer feliz supuestamente. Y me di cuenta de que yo no era feliz ni él tampoco, porqué todavía siguía esperando más de mí.
Entonces, realmente, me comencé a plantear si realmente era éste es el camino correcto.
Me pregunté qué es lo que realmente me hacía feliz a MÍ. ¿Te lo has preguntado tú?
Por eso, a los 28 años emprendí este viaje. En primer lugar, hacia Tailandia, cuando mi pregunta, ya se convirtió en una necesidad vital que necesitaba responder. Necesitaba responder ¿qué es lo que realmente me hace feliz?
¿Qué es lo que yo he venido a hacer aquí?
¿Cuál es mi propósito, qué le da sentido a mi vida?
Entonces, con esas preguntas, llegué aquí con una ONG, porque lo que sabía es que quería ayudar, pero no sabía cómo ni con qué herramientas.
Cuando encontré mi Ikigai, entré en conflicto con los designios de mi familia

Después de unos meses, encontré la técnica terapéutica llamada Reiki. Hice toda la formación en una semana, en nueve días, y eso fue lo que realmente me cambió mi paradigma.
Desde allí decidí dedicarme no solo al Reiki y a la difusión de la autosanación, sino también a investigar más terapias y dedicarme profesionalmente a ello.
Esa decisión que tomé a nivel profesional, me llevó a toparme, con algo que le pasa a mucha gente.
Resultó que durante ese tiempo en el que me estaba formando en otras técnicas, me encontraba en conflicto con los designios de mi familia, porque lo que ellos habían esperado de mí, era otra cosa, entonces les estaba traicionando, les estaba deshonrando.
Además, mi padre mencionó ciertas frases muy simbólicas, por ejemplo, que si yo seguía viajando, «me tenía que quitar el apellido familiar«.
Entonces comprendí que el hecho de que yo eligiera ese camino profesional, él no lo veía con buenos ojos, es decir, me excluía del clan, porque él temía que no tendría un buen futuro, porque lo que él quería era que yo tuviera una profesión oficial y no un «hobby».
Mi padre no quería que no me dedicara a algo que él no consideraba serio. Y eso es muy normal que suceda.
Entonces ahí había una lucha de poder, entre sus designios y lo que yo quería atreverme a intentar.
Deshonrando a mi Padre para Cumplir mi Ikigai, y enfrentando el Síndrome del Impostor en mí
En ese momento, yo me di cuenta de que si el camino que mi Padre había dispuesto para mí no me había hecho feliz, yo necesitaba tratar de hacer otras cosas, hacerlo distinto.
En mi podcast de Viaje hacia mi Ikigai puedes encontrar todos los detalles de cómo sucedió, pero ahora quiero comentarte lo que estuve transitando a continuación.
Y es que los siete primeros años en que decidí dedicarme a esta profesión, se despertó en mí un síndrome del impostor.
Es decir, tengo miedo a no estar haciéndolo bien, esa sensación de no tener que estar dedicándome a esto porque no sé lo suficiente, porque no es mi especialidad, acabo de empezar y no tengo suficiente experiencia para hacerlo como me gustaría.
Escuchaba una voz que repetía en mi mente mensajes desalentadores sobre mi elección profesional, sobre todo de mi padre, que me empujaba a creer que de algún modo tenía que demostrar que ese camino era el correcto.
Las Constelaciones Familiares me ayudaron a solucionar el conflicto
En este viaje de afirmación personal, sucedió algo en mi tercer año, después de haber elegido este camino profesional. Estaba en México, ya que fui allí, precisamente para sanar estas heridas que venía sintiendo, y ahí conocí las Constelaciones familiares.

Constelé en un grupo durante varios meses, y cuando por fin me tocó constelar a mí pude desahogar mi pesar y poner nuestra relación en orden. Y ese orden tenía que pasar por “deshonrar” a mis padres.
«Deshonrar» lo pongo entre comillas porque me di cuenta de que, en realidad, lo que había estado haciendo hasta esos momentos era tratar de honrarlos.
Pero, a través del dolor, a través de la sumisión, a través de la duplicación de lo que él había deseado, de lo que ellos habían deseado para mí.
No los había honrado con un criterio propio, sino básicamente a través del miedo de ser excluida, de no encajar, de la ignorancia de no saber que había otras alternativas.
Entonces en esa Constelación pude poner ese orden de poderle decir que respetaba su destino y veía que él era el grande y yo soy la pequeña, el da y el yo recibo.
Comprendí que ese dar y yo recibir no significa que yo deba de hacer exactamente lo que él desea, porque mi manera de honrar no puede ser a través de esa sumisión.
Tomando responsabilidad sobre mi destino y sobre mi Propósito de vida
Al ser sumisa, con los deseos de mi padre, yo estaba dejando de cumplir lo que mi alma realmente desea. Y es que, en ese intercambio durante años, en nuestra relación nunca me preguntó:
¿Qué te hace a ti feliz hija?, quiero apoyar tus sueños, ¿cuáles son, qué quieres ser de mayor?
Entonces, esas preguntas fueron las que yo me tuve que hacerme y decidí dejar de honrarle a través de esa esa sumisión a sus designios y al mandato del clan, y tomar la responsabilidad sobre mi destino.
Es decir, yo respetaba el suyo y me hacía responsable del mío.
Ese momento conlleva una sensación de miedo, casi que de traición porque, porque piensas, «Ay, Dios mío, voy a dejar de cumplir los designios de mis padres, me van a excluir».
En realidad, lo que estaba haciendo era cumplir realmente lo que ellos desean, porque nuestros padres lo que desean es que seamos felices. Y, por eso, nos marcan cierto camino y tienen ciertas expectativas, porque eso es oficialmente lo que funciona.
Pero, hoy en día pues eso de tener dos o tres carreras y másters y todo esto, no nos hace felices, ni necesariamente nos ayuda a tener el trabajo que realmente nos gustaría tener, o el salario que nos merecemos.
Comenzando a Honrar a mis padres, desde el Amor, el gozo y la coherencia interna
Cuando damos este salto de fe hacia “voy al menos intentar hacer lo que lo que deseo”, lo que mi alma me ha dicho, ya que realmente eso es lo que le hace vibrar.
Y es que de este modo yo puedo desarrollar mis dones y talentos, mi creatividad, me siento motivada y puedo ganarme la vida y además puedo contribuir a hacer de este mundo mejor.
A pesar de, no ser el camino que mis padres dispusieron para mí, elijo hacerlo porque te voy a honrar a partir de ahora, en vez de a través del dolor, a través del amor, de la felicidad y del gozo, fruto de la coherencia interna.
Además, cuando nosotros somos coherentes con este llamado interno, todo empieza a alinearse en nuestra vida.
Entonces, a pesar de que pueda parecer esto una deshonra a nuestros padres, lo que vamos a hacer es honrar lo que realmente desean, que es que seamos felices.
Cambia el Chip: Cumpliendo con tu Ikigai o Propósito de vida, honras a tus padres
A lo que me refiero entonces es que hay que hacer aquí ese cambio de chip, de que no estás realmente deshonrando a tus padres, al querer cumplir tu propósito de vida, sino que estás honrando su deseo principal, que es que tú puedas tener estabilidad y felicidad.
Entonces, eso lo que tienes desarrollar, el poder decir: “Papá, mamá, yo me hago responsable de mi destino y dejo tus expectativas contigo, dejo toda tu carga contigo y ya no la hago mía.”
También puede suceder, por ejemplo, que nuestra madre se quedó con las ganas de ser bailarina y yo me dedico a eso porque es su deseo frustrado.
Y lo que suele suceder es que, después de un tiempo, nos damos cuenta que ni me da dinero, ni me apetece, y que realmente me gustaría ser escritora.
Entonces suelto esto que sería en vez de duplicar, sería reparar. Suelto ese mandato familiar y ahora voy a hacer lo que realmente me apetece. Eso es sanar.
Escucha el capítulo de mi Podcast sobre Duplicar, reparar o trascender
Puedes leer más en este artículo
Sanando y entrando en resonancia con la melodía del universo
Cuando sanamos nuestro ikigai profesional y entramos en esa coherencia interna que es lo que realmente estoy sintiendo y pensando, lo digo y lo acciono, entonces, el mundo, el universo, la realidad a nuestro alrededor parece alinearse con eso.
Y ocurre porque ya le hemos enviado al universo el mandato de que queremos esta actividad que está en resonancia con nuestra alma, y como está en resonancia con nuestra alma, está en resonancia con la melodía del universo.
Nosotros tenemos como una melodía interior que, si no nos ponemos en la misma frecuencia y nos sintonizamos con ella, estamos chirriando.
En esos casos, cuando no hemos sintonizado con esa melodía, con nuestro propósito de vida, no nos hablamos nada bien, no tenemos prosperidad, ni nos sentimos bien, y nuestro cuerpo presenta síntomas, para indicarnos que estamos chirriando.
Entonces, para entrar en sintonía con esta melodía interna, tenemos que escuchar internamente y hacernos mucho caso.
¿Cómo despegarte de los mandatos de tus padres, para cumplir con tu propósito de vida?
Para que puedas despegarte de estos mandatos, te he preparado un Ebook de frases sanadoras, que están sacadas de las que se dicen en las Constelaciones familiares para poder sanar estos vínculos.
Para las personas que nos formamos como consteladores, Bert Hellinger estableció una serie de frases, aunque últimamente ya se hace de forma orgánica e intuitiva, pero, había ciertas frases que siempre se repetían.
Entonces, he creado este Ebook para facilitarte un proceso terapéutico, en el que puedes escribir una carta de duelo y de liberación hacia tus padres y hacia tu clan.
El objetivo es que puedas expresar lo que sientes respecto a tu profesión, para poder soltar y hacer las paces, honrar lo que hubo y, sobre todo, honrar lo que hay.
Toma estas frases y escribe tu carta. Las frases están organizadas con grupos de frases relacionados con ciertos conceptos y temáticas.
Te recomiendo que las leas atentamente y que veas cuáles te resuenan. Léelas envoz alta, para que vibren contigo.
Imagina que tus padres están delante, imagina a tus ancestros o a tu sociedad, las dices en voz alta y las escribes en esa carta de duelo, en esa carta de perdón.
Cuando termines, la puedes quemar, la puedes simplemente enterrar y entregarla a la naturaleza, para que haga lo que tenga que hacer con ella, que es trascenderla y enviarla a sus receptores.
Así que aquí te dejo este recurso que espero que te ayude. Descárgalo y sácale provecho.
Sana más profundamente tus Relaciones Familiares y vive una vida más abundante, plena y feliz
Todos estos, son temas que abordo en mis sesiones terapéuticas de Ikigai Healing.
Y también compilé todas las herramientas que necesitas para mejorar tus relaciones en el Taller Terapéutico de Biodescodificación, a través de él te llevaré de la mano, para que apliques mi método y puedas:
- Analizar tu árbol familiar de manera exhaustiva, y descubrir las lealtades invisibles que están condicionando tus relaciones hoy en día.
- Sanar en profundidad todas las relaciones en tu vida, utilizando las sesiones terapéuticas guiadas, que están organizadas por temáticas y bloqueos a trabajar.
Este taller grabado, está pensado para que puedas hacerlo a tu ritmo.
De igual manera, contarás con mi acompañamiento, a través de la plataforma de mi Academia, para responder cualquier duda que se te presente en tu proceso de sanación.
Este puede suponer un cambio radical en tu vida, ya que te permite ver tu vida con otros ojos y comenzar a manifestar la vida que deseas y te mereces. Aprovecha las facilidades de pago, que te ofrezco a través de mi Academia.
¿Tienes alguna pregunta o comentario?
De igual manera, si tienes algun@, te invito a dejarme tus comentarios o tus preguntas, a través de la caja de comentarios que se encuentra aquí abajo.
También puedes escribirme directamente un mensaje por Whatsapp, a través del ícono verde que verás en la parte inferior derecha.
Hasta la próxima.
¡Namasté!
Deja una respuesta