
Guía para encontrar tu Ser Auténtico: ¿Te pasa a ti también que te encuentras muchas veces dirigiendo tu vida en virtud de lo que otros precisan y no tanto de tus propias necesidades?
¿Te pasa también que a veces no dices lo que realmente sientes por miedo a molestar o a la reacción que pueda tener el otro y acabas aguantando situaciones que preferirías evitar?
¿Sientes que te gustaría ser más independiente y tomar decisiones auténticas, de acuerdo con tu sentir y pensar, y no sentirte tan condicionado/a?
En el capítulo del Podcast de hoy te inspiraré a que vivas de forma auténtica, para que a partir de ahora puedas permitirte ser más tú, para que la prosperidad, la felicidad, la coherencia y la plenitud sean la sinfonía de tu vida.
Conecta con tu autenticidad
En los capítulos anteriores hemos ido desarrollando distintos superpoderes que nos ayudan, por ejemplo, a escuchar la voz de nuestra Alma, nuestra intuición, para poder acceder a nuestro Registro Akáshico y usarlo de brújula en nuestra vida diaria.
También hablamos de cómo distinguir las decisiones que te acercan a la manifestación de tu Ikigai porque te ayudan a sentirte mejor contigo misma. Y cómo la valentía te ayuda a salir de tu zona de confort para mejorarte y crecer día a día.
Hoy quiero hablarte de la autenticidad, de lo importante que es que te permitas ser tú misma, que seas totalmente auténtica, para que no solo te sientas más coherente contigo misma sino también puedas inspirar a los demás a serlo.
¿Soy quien quiero ser o quiero satisfacer a otros?
Esta es una reflexión a la que llegué cuando por primera vez me fui a viajar sola por Asia hace 15 años. Fue una experiencia extraordinaria, ya que mi rumbo lo marcaba mi necesidad de ayudar, pero no sabía cómo podría hacerlo.
Así que hice una prueba: me fui con una ONG a Tailandia que me daba dónde dormir, comer y colaborar. Pero después de 3 días me di cuenta de que no era lo que me había imaginado, porque no estaba realmente ayudando a los locales.
Un viaje hacia mi autenticidad
Así que seguí viajando y decidí voluntariarme a mí misma porque me sentía perdida, realmente, no sabía qué camino seguir en mi vida, qué quería hacer o cómo podía realmente ayudar, ni si quiera, si era eso lo que realmente quería o iba a darme la sensación de plenitud.
Me di el tiempo necesario para viajar donde me llevara el corazón, tomando los cursos que me llamaran la atención y observando qué es lo que me apetecía y qué no para comenzar a hacerme caso.
Me lo tomé como un juego
Pero te puedo asegurar que fue una sensación desconocida para mí, porque estaba acostumbrada a seguir lo establecido por mis padres, maestros, compañeros y amigos, o los medios de comunicación, y me di cuenta de que nunca nadie me había preguntado en serio, ¿quién era yo y qué quería realmente hacer con mi vida? ¿Te lo has preguntado tú también?
Estoy segura de que no es necesario irse a miles de kilómetros para planteárselo, solo necesitamos enfocarnos en la pregunta para que nuestra Alma nos vaya contestando con sus distintas señales, como te enseñé en el capítulo anterior.
Pero a mí me encanta viajar y decidí tomarme una excedencia para poder darme esa oportunidad, ya que sentía que, si lo posponía, me iba a volver loca con la pregunta, ya que mi vida no tenía mucho sentido por el camino por el que iba.
Y de paso, me permitía algo que era poco común y me apetecía mucho, muchísimo, que era viajar por más de los 25 días de vacaciones, que eran los que me daba la empresa, y así regalarme la sensación de que “no tengo prisa” aunque tuviera fecha de vuelta, que era un máximo de 4 meses.
Decidir saltar al vacío, fue lo más auténtico
Sinceramente, el hecho de poder decidirlo, fue para mí, la decisión más auténtica que he tomado. Ya que me había dado cuenta de una cosa: durante 28 años que había vivido, había intentado seguir las expectativas que especialmente mi padre tenía sobre cómo tenía que ser mi vida, cómo iba a alcanzar la felicidad.
Y me di cuenta de que no me había funcionado, que tenía el trabajo fijo, el coche, el novio y casi la hipoteca y no era feliz. Y realmente mi padre tampoco parecía especialmente satisfecho con mis logros. Así que me fui a explorar qué me haría feliz a mí. Y la única pista que tenía era que quería “colaborar a hacer de este un mundo mejor”.
Pero no tenía ni idea de cómo podría averiguarlo. Por eso, el viaje, el estar en un ambiente totalmente distinto, sola, dándome el tiempo y el espacio necesarios, intuía que podrían permitirme estar más cerca de descubrirlo, que siguiendo con la rutina que veía que no me llevaba a ningún sitio mejor.
Un acto psicomágico que me liberó del qué dirán

Fue al cabo de unas semanas de viaje externo, por Tailandia, e interno, donde iba descubriendo quién era yo sin todo mi condicionamiento habitual, que me vino en un sueño algo que no se me había ocurrido nunca hacerme: un tatuaje con mi nombre en tailandés, como si fuera el sello en mi pasaporte en el viaje hacia mi propio descubrimiento.
Creo que fue un susurro de mi Alma, para que rompiera una creencia limitante, sobre que tenía que tener la piel impoluta para que me contrataran en algún sitio. Es decir, para que no me excluyeran.
Bueeeno, lo hice en el tobillo para que no se viera mucho y no condicionara mis posibilidades laborales, en caso de querer regresar a casa, ya que, todavía era temprano para tomar decisiones demasiado disruptivas.
Pero, bueno, y también porque me encantan las tobilleras y se me ocurrió tatuarme mi nombre en el idioma de cada país que visitara, para completar el círculo.
Como te decía, no sé si se me ocurrió o me lo inspiraron desde mis Registros, pero siento que fue una decisión importante para comenzar a romper esa creencia limitante sobre la mirada del otro en mis decisiones personales.
Cambié mi imagen para romper con el pasado

La siguiente oportunidad que me di para hacerlo fue poco después, y esta vez, sí fue mucho más valiente: comencé a hacerme yo misma, rastas en el pelo. Lo hacen muchos turistas en Tailandia, con una finísima aguja de ganchillo, se van enredando el pelo. Puede hacértelo un profesional, o, como yo preferí, hacértelo tu misma, un poquito cada día.
Esta decisión, aunque pueda parecerte banal, la tomé al darme cuenta, precisamente, de lo dependiente que era de mi imagen social: de que tenía que hacerme mechas doradas para tener un pelo hermoso.
O por ejemplo, depilarme mis vellos corporales, para que no se ofendieran al verlos, o ponerme desodorante y perfumes artificiales para ocultar los insolentes olores que mi cuerpo desprendía o ir vestida elegantemente, aunque no muy cómoda, para poder encajar en los estándares que veía a mi alrededor.
La verdad es que siempre me había sentido como si me disfrazara para poder encajar en la sociedad, pero que, si pudiera, no elegiría quemarme el pelo con productos químicos, infringirme daño por arrancarme una parte de mi cuerpo, que éste había hecho crecer por algún sabio motivo que desconocía, o apretar mi figura con disfraces incómodos, para que me aceptaran los demás.
¿Te quieren por tus sacrificios artificiales?
Y comencé a preguntarme si realmente me querían o aceptaban porque hacía todos estos sacrificios, o por como yo era. Por eso, comencé a preguntarme sobre mi pelo, y la importancia que tiene como imagen distintiva de quiénes somos para los demás, ya que forma una gran parte de nuestra identidad. De la imagen con la que nos relacionan.
Fue entonces cuando decidí que me quería permitir ser yo misma, quería atreverme a experimentar. Con esta decisión de transformar mi imagen, es decir, mi identidad, aprendí a cuestionarme cada vez más estos conceptos que tenía sobre mí y sobre los demás.
Así que me pregunté si me seguirían queriendo si mi pelo ya no era liso y con mechas doradas, sino con rastas de distintos tonos, desde la arena clara al chocolate oscuro, si mi imagen dejaba de ser la que encajaba en los estándares de belleza y comenzaba a encontrar una expresión distinta, más auténtica, única.
Descubrí mi auténtica belleza haciendo algo extremo

Decidí que el pelo de mi cuerpo es algo que está en continuo crecimiento y que para romper esa identidad de chica buena, que sabe encajar y pasar desapercibido para que la quieran, iba a experimentar con las dos opciones más extremas que podía imaginarme: hacerme rastas y afeitarme la cabeza.
Y fue ahí cuando decidí comenzar por la primera, básicamente porque si lo hacía por la segunda, tardaría más en concretar la primera, y de este modo, si me arrepentía de las rastas, siempre podía cortarme el pelo o rapármelo.
Te aseguro de que el hecho de ir creando mis propias rastas me llevó a muchas experiencias de todo tipo, pero creo que la que más agradezco fue la de perder el miedo al qué dirán. Porque fue a través de ellas que pude ver que, desde la lejanía, podía percibir cómo en España estamos en general muy condicionados por la mirada del otro.
La fantasía del qué dirán te encarcela
Recuerdo que cuando vivía en Alemania, veía a mucha gente vestida más libremente y que no le daban tanta importancia a ese aspecto. Pero en mi país de origen, en mi familia, en mi vecindario y mi círculo social, no se podía ser auténtico con tu imagen, tenías que encajar en los prototipos de belleza para ser aceptado.
Y ahí me di cuenta del tipo de esclavitud tan grande a la que estaba sometida sin haberlo podido percibir antes. Y fue una verdadera bendición poderme permitir experimentar libremente con las posibilidades que me daba una parte importante de mi identidad: mi cabello.
Dos años más tarde, después de haber visitado el país de mi pareja, Israel, y el mío durante unos pocos meses, y ver que nuestras familias y nosotros estábamos en lugares distintos en la percepción de la vida, la noche antes de volar hacia Cancún, nos afeitamos mutuamente la cabeza. Y te aseguro que esa fue una experiencia todavía más potente.
Y me di cuenta de que podía llegar aún más lejos

El atreverme a que lo que llame más la atención, sea mi cara al descubierto y no pudiera esconderme tras ninguna melena, rasta o peinado de ningún tipo, es una experiencia muy fuerte de aceptación a mí misma, a mi cara, a la forma de mi cabeza, a sus marcas y a mi ser al desnudo.
Ahora sabía que quien pudiera aceptarme así, podían aceptarme casi de cualquier manera. Yo sentía que estaba siendo lo más auténtica posible, para mí y para los que me rodeaban, y eso fue el mayor regalo que me he hecho.
Luego el pelo creció, me lo afeité varias veces más y luego lo dejé crecer. Desde entonces, no me da miedo lo que puedan pensar de mi aspecto físico, no creo que si me depilo vaya a mejorar mis relaciones sociales, y el desodorante me lo hago con ingredientes caseros y sanos, que eliminan los olores pero no los disfrazan de nada artificial.
Yo decido mi vida, cuando suelto el qué dirán
Ahora me siento mucho más auténtica que nunca y esto me da la flexibilidad y libertad para decidir cómo decido también el resto de mi vida. Por ejemplo, cuando nos quedamos embarazados de nuestra hija mayor, veníamos de vivir en el Caribe mexicano con mujeres que se “atrevían” a parir en la playa con una comadrona o que no vacunaban a sus hijos por respetar su sistema inmune y no llenarlos de químicos peligrosos.
Ese tipo de mujeres, me pareció muy inspirador y me sirvió para romper con esos esquemas que tenía preconcebidos del parto en el hospital y de seguir todo lo que te diga el pediatra a pies juntillas.
Si quieres saber más de cómo fueron los primeros años de maternidad, puedes visitar mi blog Mi maternidad leporina, donde explico mi periplo, para poder amamantar a nuestra hija durante un año, que había nacido con fisura labio palatina.
Y podrás ver y leer muchos ejemplos prácticos que cómo fuimos resolviendo todos los interrogantes que abre la llegada de un bebé a la vida de una pareja, en especial, con esta condición particular.
Cuestiónate si tus decisiones son auténticas
Desde entonces me comencé a cuestionar todas y cada una de las decisiones que tomaba y a quién estaban satisfaciendo. Y una pregunta que me ayuda mucho a discernir es “¿cómo sería si empezaras todo de nuevo? ¿si todo fuera posible y pudieras elegir libremente qué hacer, dónde vivir, cómo hacerlo, en qué trabajar, con quien relacionarte, qué comer, cómo cuidarte, cómo vestirte o cómo… bueno, todo lo demás?”.
Sí, puede parecerte un pensamiento muy radical, el ponerte en la situación de comenzar de nuevo, de perderlo todo, por ejemplo. Pero a lo largo de los años hemos cambiado de lugar de residencia y comenzado de cero en muchas ocasiones y, he sido testigo de muchas tragedias de la mano de mis consultantes.
La vida puede quitártelo todo en un instante
Y esto me ha facilitado el apreciar y agradecer lo que tengo en cada momento y, también, me ha permitido darme cuenta de que la vida puede quitártelo todo en un instante. Con lo cual, lo más sano es no apegarse a nada, porque todo es temporal.
Así que la pregunta viene de esa posibilidad, con la ventaja de que no es el destino que te hace plantearte tu vida desde cero, sino que puedes hacerlo tú misma. Dándote la oportunidad de reinventarte, de cuestionarte si el camino que habías tomado hasta ahora es el más conveniente para ti en estos momentos.
O de cómo te gustaría realmente hacerlo a partir de ahora, y sobre todo, lo más importante por encima de todo, es que sea de acuerdo con tu autenticidad, con lo que más te importa, con tus valores, con tu corazón.
¿Cómo lo harías tú?
Y aquí viene mi pregunta para ti, que me estás escuchando: ¿Cómo lo harías tú? ¿Te lo has planteado alguna vez? ¿Cómo sería tu vida si de golpe te despertaras mañana de un coma y no recordaras nada? ¿Qué elegirías si tuvieras que comenzar todo de nuevo, sabiendo lo que sabes ahora?
Venga, te propongo hacer un ejercicio para que puedas permitirte ser totalmente auténtica, para que puedas diseñar cómo sería tu vida si no estuvieras condicionada por todo lo que crees que te ata actualmente. ¿Te parece?
Seguro que descubres posibilidades interesantes y, además, le darás inspiración al universo para que te sorprenda, acercándote a la concreción de tus sueños.
Visualización para encontrar tu Ser Auténtico
Comencemos: siéntate cómodamente en una postura que sientas digna y comienza a tomar consciencia de tu respiración. Sin cambiar nada de su ritmo o intensidad, simplemente observa como el aire entra y sale de tu nariz… entra y sale de tu nariz… a tu ritmo… observa si ese ritmo te sienta bien o quizá puedes mejorarlo.
Observa si hasta ahora estabas respirando superficialmente y ahora te apeteciera respirar más profundamente, como si te pudieras beber el aire… como si fuera un gran vaso de agua fresca después de haber sentido sed durante un rato sin haberlo percibido… sáciate de aire…toma todo el que necesites…
Percibe las nuevas sensaciones en tu cuerpo cuando recibe más aire, más vida en tus pulmones, ¿cómo son? ¿te sientes quizá más relajada? ¿más expansiva? Tómate un momento para apreciar estos cambios. Como tu mente va ralentizando las revoluciones, tu corazón va reduciendo su palpitar y observa como tu aura va aumentando su área, te sientes más expansiva a medida que te sientes más sosegada.
En este lugar donde te encuentras, imagínate que tienes una esfera de luz a tu alrededor como a un metro de distancia por cada lado, es tu mercaba, tu cuerpo de luz, que te conecta y te protege de todo lo que hay a tu alrededor. Te sientes segura y relajada en este estado, tanto que te da la sensación de poder levitar… y comienzas a flotar en el aire.
Te da la sensación como si fuera tu nave espacial, transparente y brillante, con la que puedes ir a donde desees, con solo un pensamiento, como cuando sueñas… Imagínate que con ella puedes viajar en el tiempo y puedes ver dónde estarás en el futuro.
Toma perspectiva de tu vida
Y tu esfera comienza a elevarse hacia el cielo y vuela hacia adelante a la velocidad de la luz. Lo sabes porque todo a tu alrededor se convierte en luz, pero tú no sientes más que un leve tirón como si te empujaran hacia atrás.
Y te dejas llevar a donde tu Alma te quiere mostrar. Quiere que puedas percibir tu mejor posibilidad, tu mejor versión, aquel modo de vida donde eres totalmente auténtica, donde te sientes viviendo con alegría y plenitud.
Deja volar tu imaginación, no te limites, solo percibe qué es aquello que tu Destino tiene preparado para ti. Deja que las sensaciones o imágenes lleguen… no las limites, no las condiciones, ni las niegues, deja simplemente que vayan llegando…
Date tu tiempo, respira profundamente para dejar fluir tu imaginación, para que sea tu mejor versión, la más auténtica la que hable por ti y pueda expresarse libremente.
Tu ego te irá poniendo en duda las inspiraciones que te vayan surgiendo. Pero no te preocupes, dile que solo estás observando, que escuchas sus objeciones, pero que ahora solo estás viendo qué posibilidades podrían existir.
Respira hondo y vacía tu mente, deja que la imaginación vuele y que tu Alma te traiga de tu Registro Akáshico la información que necesitas. Quizá te llegue en flashes que puede que no tengan mucho sentido en un principio. Pero quizá te puedan dar pistas, sobre todo, relaja tu mente sin juzgar, solo observa y deja que la imaginación fluya.
¿Cuál sería tu mejor versión?
Pídele que te muestre, ¿cuál sería tu mejor versión? Como si tu hada madrina que concediera todos tus mayores deseos ¿Cómo sería tu cuerpo? ¿Cómo te vestirías? ¿Cómo te gustaría verte y sentirte con tu nueva versión actualizada y totalmente auténtica?
Sin excusas, sin conflictos, totalmente verdadera y honesta, feliz, plena, próspera y amada. Sobre todo amada por ti misma, aceptada, comprendida y perdonada. Agradecida y respetada. Ahora sabes cuál es tu lugar en el mundo.
Imagínate, cuál sería este lugar, dónde estarías viviendo, en qué tipo de entorno, en qué tipo de clima, con qué naturaleza a tu alrededor… el sol ilumina tu hogar… ¿Cómo es? ¿Qué tamaño tiene? ¿Cuántas habitaciones? ¿Cómo es el jardín? ¿y los exteriores? ¿Cómo está decorado?
Siente la plenitud y la felicidad de vivir aquí, lo hermoso y acogedor que es… ¿con quién lo cohabitas? ¿personas, animales, plantas? ¿Cómo son tus relaciones ideales?
Siente la expansión en tu corazón, la paz que sientes al estar ahí, tu hogar… siente que has llegado aquí por ser como eres, porque un día decidiste que te ibas a dejar de forzar para complacer a los demás.
La libertad comienza fuera de tu zona de confort
Te empezaste a cuestionar todos los aspectos de tu vida, poco a poco, hasta que fuiste encontrando la coherencia con tu sentipensar en todos ellos, y viste como tu vida iba cambiando:
Cambiaste tu manera de obtener tu estabilidad económica, que ya no dependía exclusivamente de tu trabajo, sino que ahora tienes varias fuentes de ingresos. Éstas apenas necesitan de tu atención y te proveen de libertad financiera para poderte permitir la vida que siempre habías soñado.
Ahora, con tu profesión, además te dedicas a aportar algo de gran valor a la comunidad, algo que se había ido gestando desde tu niñez, que te permite sacar lo mejor de ti.
Te despiertas cada día con una sonrisa porque sientes que es un regalo enorme el que puedas dedicarte a hacer lo que más te gusta, lo que te apasiona y siempre había sido un don que habías tenido, pero no le habías sacado provecho, hasta que un día lo entendiste.
Presta mucha atención aquí, ¿qué te ves haciendo? ¿con qué tipo de gente te relacionarás en tu profesión? ¿a quién van dirigidos tus dones y talentos? ¿tus productos o servicios? ¿quiénes son los mayores beneficiarios de tu Ikigai?
¿cómo mejoras su situación? ¿qué tipo de alegría les provees? ¿qué tipo de necesidad cubres? ¿son personas? ¿o quizá son animales? ¿quizá sea el medioambiente? ¿quizás todos? Tómate tu tiempo para observar lo que emerge de tu corazón.
Tus relaciones también cambiaron
Tus relaciones también fueron cambiando: en la medida en que ibas siéndote más fiel a ti misma. Dejaste de relacionarte con aquellos que te hacían daño o simplemente, no te sentías feliz de mantener.
Y tu vida se fue llenando de gente afín a tus intereses. Y ahora muchos de ellos están tan cerca de ti que compartís varios proyectos de crecimiento juntos.
También tus relaciones familiares han mejorado sustancialmente, ya que después de una crisis de identidad y reajuste, decidiste dejar de complacerles. Un día pudisteis sentaros a charlar y les abriste tu corazón, les explicaste quién eres realmente, cómo te sientes y te has sentido durante tanto tiempo, cuáles son tus necesidades.
Y, a la vez, cómo has comprendido su punto de vista y su buena intención. Y que sientes una enorme gratitud y felicidad por pertenecer a esta familia.
Os disteis un emotivo y largo abrazo, y sentiste que, a partir de ese momento, vuestra relación cambiaba radicalmente. La comunicación, la confianza, el amor y el respeto comenzaron a fluir como nunca lo habían hecho antes.
Siente ese abrazo, siente toda esa fuerza de tu familia y tus antepasados recorriendo todo tu ser, y cómo ahora sientes paz y plenitud profundas. Ahora sí puedes abrazar la vida y toda la abundancia que quiera regalarte, te lo mereces, eres parte del clan. Siempre lo has sido.
Ya no tienes que complacer a nadie, traicionando tus valores o necesidades, ahora puedes expresarte desde toda tu autenticidad, sin miedos. Siéntelo. Te amas, aceptas y respetas plenamente. Puedes sentirlo con todo tu Ser. Eres tu mejor versión y la vida te sonríe, no solo a ti, sino que eres una inspiración para todo el que te rodea. ¿Notas cómo la sonrisa se dibuja en tus labios?
Nuestro miedo más profundo
Como Marianne Williamson expresa en este poema, y que habrás escuchado a Nelson Mandela recitar cuando salió de la cárcel:

Nuestro miedo más profundo no es el de ser inapropiados. Nuestro miedo más profundo es el de ser poderosos más allá de toda medida.
Es nuestra luz, no nuestra oscuridad, lo que nos asusta.
Nos preguntamos: ¿Quién soy yo para ser brillante, precioso, talentoso y fabuloso? Más bien, la pregunta es: ¿Quién eres tú para no serlo? Eres hijo del universo.
No hay nada iluminador en encogerte para que otras personas cerca de ti no se sientan inseguras.
Nacemos para poner de manifiesto la gloria del universo que está dentro de nosotros, como lo hacen los niños. Has nacido para manifestar la gloria divina que existe en nuestro interior.
No está solamente en algunos de nosotros: Está dentro de todos y cada uno.
Y mientras dejamos lucir nuestra propia luz, inconscientemente damos permiso a otras personas para hacer lo mismo. Y al liberarnos de nuestro miedo, nuestra presencia automáticamente libera a los demás.”
¿Estás dispuesta a liberarte?
Escucha la llamada de tu corazón y hónrale, ya que tus deseos están de camino. Pues acabas de lanzarle un mensaje al Universo cargado de las sensaciones que quieres tener en tu vida y cómo quieres que sea.
Si repites esta meditación cada día, sintiendo cada detalle de lo que quieres conseguir con la certeza de que ya está ocurriendo, verás la magia suceder.
No hace falta que te enfoques en los detalles del cómo lo conseguirás, de eso se encarga el Universo. Tú solo encárgate de las sensaciones de estar viviéndolo ya, de que ya lo tienes, ya estás ahí.
Y verás como día a día, tu vida va manifestando tu mejor versión, los recursos, los contactos, las oportunidades irán apareciendo sincrónicamente. Y tú solo podrás agradecerte que un día, comenzaste a confiar, y todo cambió.
Muchísimas gracias, Ser Infinito,
por participar en este proyecto escuchando mi programa. Deseo de corazón que te aporte felicidad y autenticidad en tu vida. Y si te provoca algún cambio, me encantaría que me lo compartieras en la sección de Comentarios aquí mismo, o en nuestro grupo de Facebook. Si lo prefieres, puedes escribirme directamente a diana@dianaarbol.com, si prefieres hacerlo más privadamente. Siempre estoy encantada de escuchar.
Si crees que este podcast puede inspirar a alguien a tu alrededor o en tus redes, te invito a compartirlo. Así colaboraremos para hacer de este un mundo mejor. Infinitas gracias.
Hoy te facilité una meditación para que puedas vivir con mayor autenticidad y le has mandado al Universo tus emociones sobre cómo quieres sentirte. Lo estás programando. En el próximo capítulo, te compartiré muchas más técnicas que utilizo para trabajar en equipo con mi Alma, mis Guías y con el Universo. Así escucharás los mensajes Akáshicos para cumplir con tu Ikigai. Estoy segura de que te aportará grandes recursos.
¡Mientras, que pases una feliz semana! ¡Namasté!
Esperanza dice
Hola
Este audio lo he escuchado 2 veces, me hacía falta integrar todo lo que decías y de cuantas cosas me he dado cuenta, la más importante ser yo misma, me he recordado cuando era pequeña y siempre que tenia que elegir un color en cualquier cosa era el violeta y era tan diferente a todo el mundo.
Siempre he ido a contracorriente,
Gracias
Diana Árbol dice
Hola, Esperanza
Gracias por compartir tu sentir. Me alegra que te haya reconectado con tu autenticidad. Ahí está tu gran poder para poder brillar y sanarte. Sigue yendo a contracorriente. Solo los peces muertos se dejan llevar…
Un abrazo enorme, bella
Claudia dice
Hola Diana, gracias por compartir tu experiencia y saber. La verdad que es un verdadero descubrimiento y muy valioso para ti y todos los que accedemos a esa verdad. Gracias, gracias, gracias.
Me hiciste reencontrar con la joven que se hacía todas esas preguntas que tu te has hecho y que con el paso del tiempo, buscas la seguridad por sobre todo en este mundo…pero te das cuenta que no te conduce a BRILLAR como era mi anhelo de jovencita, quería verme al espejo y encontrar esa sonrisa verdadera, de estar agradecida con la vida por todo lo que vivía…hoy agradezco haber vivido muchas cosas pero siento que ya bajé los brazos y eso me deprime, necesito encontrar mi camino!!!
Diana Árbol dice
Muchas gracias por compartir con tanta generosidad!
Me alegro de ese feliz reencuentro con tu yo joven. Si necesitas que te acompañe en ese encuentro con tu camino, tu Ikigai, aquí me tienes.
Un abrazo de luz!!
Ruth dice
Hola Diana.
Muchas gracias por todas estas enseñanzas y por la generosidad de mostrarnoslas y además contando tu propia experiencia, que por cierto, ayuda mucho.
Estoy oyendo tus podcasts y en este en concreto me pasó algo curioso con la meditación: mi cuerpo empezó a moverse, mayormente la cabeza, primero hacia una lado (el izquierdo), luego en círculos, se unió al movimiento el brazo izquierdo y finalmente una fuerza me arrastró al suelo, (estaba sentada en una silla). ¿Tiene algún significado?
Por otro lado, me gustaría hacer alguna de tus terapias. Te he escrito un mail al respecto.
¡Gracias!
Ruth dice
Hola Diana.
Antes que nada, muchas gracias por compartir tantas enseñanzas, tanta sabiduría. Estoy escuchando tus podcasts y me están aportanado mucho. En este podcast en concreto, me pareció algo muy curioso. Durante la meditación, que hice sentada, empezó a moverse mi cuerpo sin mi voluntad, especialmente la cabeza que giró a la izquierda y luego en círculos. Le siguió el hombro izquierdo, el brazo hasta que finalmente el cuerpo tendío hacia el suelo, donde acabé en posición del embrión boca abajo. Todo estos movimientos fueron muy suaves, muy sutiles. ¿Qué puede significar?
Por otro lado quisiera beneficiarme de algunas de tus terapias. Te he escrito un mail al respecto.
¡Muchas gracias!
Diana Árbol dice
Hola preciosa!
Yo también te he respondido por mail. Hay que saber qué estaba en tu mente, cuando el cuerpo te respondió así.
También te he enviado por mail la información sobre mi terapia Ikigai Healing y la sesión de Soul Communication.
Estamos en contacto ¡Muchas gracias por tu comentario y por tu consulta!
Diana Árbol dice
Hola, Ruth
Gracias por compartir tu experiencia. Me alegro que esté contribuyendo en tu acercamiento a la voz de tu Alma.
Es curioso lo que mencionas, que se te haya movido el cuerpo de esa manera. Suele ser un reflejo de lo que estamos pensando, a veces nos da respuestas vinculadas a donde se va nuestra mente más que a la pregunta que hicimos en primer lugar. Lo has vuelto a comprobar? cuéntame, será interesante comprobarlo.
Nos vemos en la sesión!
Un abrazo,
Diana