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¿Duplicas, reparas o sanas? Es decir, ¿Sientes que estás repitiendo constantemente los mismos patrones de comportamiento y no sabes de dónde te vienen?
¿O quizá te has dado cuenta de que estás siguiendo los mismos pasos de tus padres o tus abuelos y no te están llevando a un lugar de paz interna, de amor o de prosperidad?
Quizás te has dado cuenta de que has elegido hacerlo totalmente distinto a tus familiares, pero no te sientes del todo feliz. O, a lo mejor, has encontrado el camino de en medio, aquel que te ha llevado a hacer las paces con tu pasado y a vivir en coherencia y plenitud.
Hoy quiero hablarte de los distintos modos que tenemos de heredar los patrones familiares y de cómo puedes soltarlos, para poder vivir en coherencia con tu Ikigai.
Nuestro árbol es nuestra escuela de la vida
Desconocer tus raíces
En los últimos capítulos de este podcast te compartí cómo elegimos la familia en la que nos vamos a encarnar en el llamado “Espacio entre vidas”.

Ahí te explicaba cómo nuestros guías espirituales nos acompañan a reflexionar sobre lo que sucedió en la vida anterior, y qué sería conveniente para nuestra evolución volver a experimentar, para poder tener la oportunidad de sanarlo, liberarlo y elevar así nuestra consciencia a un plano mayor.
Aunque como no podemos recordar estos acuerdos, ya que por suerte o por desgracia, solemos olvidar lo sucedido antes de nacer, pensamos que es un “problema” que tenemos con nuestras relaciones, trabajos, salud, etc., y no una lección que tenemos que aprender, es decir, que son nuestra oportunidad de trascender y evolucionar.
Y de eso te quiero hablar en este capítulo: de cómo nuestros desafíos vitales son oportunidades de crecimiento y te compartiré algunos recursos que te servirán para transformar esos desafíos en bendiciones.
Comenzamos duplicando
La mayoría de nosotros, al nacer en nuestra familia, solemos repetir ciertos patrones que heredamos de nuestros padres o abuelos inconscientemente, porque también venían como parte de este aprendizaje de las vidas anteriores.
Por ejemplo, en nuestra infancia nuestros padres nos hablaban con agresividad y poca empatía, y nos sentíamos ignorados o incluso atacados, con su manera de comunicarse.
Como ese es el ejemplo que tenemos en casa de comunicación, al salir a relacionarnos con el mundo exterior, seguimos ese patrón y nos cuesta sentir que las personas con las que nos relacionamos tienen empatía o solidaridad hacia nosotros.
Más bien al contrario, encontramos que el mundo exterior es rudo y hostil. Así que nos aislamos y nos sentimos la oveja negra allá por donde pasamos.
¿Crees que realmente es así o que lo provocas de algún modo?
¿Por qué no le pasa a todo el mundo? ¿Por qué de 100 personas que van a una tienda, cada una tendrá una experiencia distinta? ¿Cuál será el origen de esa diferencia?
Te lo voy a revelar: En el filtro con el que interactúan con la vida. Como decimos en castellano “todo es según el color del cristal con que se mira”. Y el color de esas “gafas”, lo marcarán nuestras creencias limitantes o liberadoras, que están basadas en las historias que nos contamos sobre nuestro pasado.
Porque si nuestras creencias, basadas en las experiencias de nuestra infancia, incluso antes, durante nuestro Proyecto Sentido, nos indican, que los desconocidos son personas en las que no se puede confiar fácilmente, ya que nuestros padres tampoco lo fueron para nosotros, entonces ése será el modo en que nos relacionemos con el exterior.

Desarrollaremos una coraza de protección que nos servirá para mantener una distancia prudencial en nuestras relaciones personales, sociales, profesionales, para que no nos vuelvan a hacer daño y nos sentiremos atrapados en nuestra propia vida.
Siendo nosotros nuestros propios carceleros, sin saber, si quiera, que la clave para liberarnos está en nuestras manos. Pero, ¿cómo encontrarla y utilizarla? Ese es el siguiente paso.
Seguimos reparando
Cuando nos damos cuenta de que no queremos seguir repitiendo el dolor que sentimos en nuestro pasado, muchas veces, decidimos hacerlo totalmente distinto, es decir, si mis padres no me hablaron amorosamente y no me sentí querido, puedo decidir no traer hijos al mundo para no repetir el patrón, y dejar de hacer lo que me hicieron a mí.
Eso, que sería irse al otro extremo, es la reparación de las fidelidades invisibles que mantenemos con nuestros ancestros: es decir, trato de hacer lo que quizá nuestros padres o abuelos o quien sea de quien estamos heredando, hubiera querido hacer si hubiera podido.

Pero eso no es una solución que beneficie a la vida o al árbol familiar, quizá no es ni si quiera lo que me gustaría que sucediera si no estuviera todavía apegada al dolor o al miedo, pero por honrar de algún modo a mi clan, elijo una solución que repara, que pone un parche digamos.
Pero como estoy reaccionando, eligiendo lo contrario sin haber aprendido la lección, esta actitud no se sana en mi ni en el clan, no se trasciende, es decir, no he entendido profundamente qué es lo que debo aprender de esta experiencia, porque yo todavía siento dolor o miedo, no me siento libre y en paz con el pasado.
Entonces, un día tomamos consciencia
Pero resulta que, a pesar de que hubiera preferido no tener hijos, yo o mi pareja (según seas hombre o mujer), nos quedamos embarazados y decidimos seguir adelante con ese bebé. Es decir, la fuerza de la vida en el árbol genealógico se impone por encima de nuestros miedos para poder darnos una oportunidad de sanación del clan.

Entonces, decidimos que vamos a hacerlo distinto a nuestros padres, y nos apuntamos a un curso de Comunicación No Violenta para aprender realmente cómo comunicarnos empáticamente y vamos a sesiones terapéuticas de pareja para poderlo poner en práctica en nuestras vidas.
También tomamos a diversas terapias para sanar nuestro pasado, aprendemos Terapia Regresiva para descubrir el origen de nuestro dolor, Constelaciones Familiares para poder sanar en profundidad, Biodescodificación/Bioneuroemoción para comprender los síntomas de esos desafíos emocionales e incluso Registros Akáshicos para hablar directamente con nuestra Alma y que nos cuente el porqué de todo.
Pero no somos perfectos
Todo esto mientras ya hemos tenido al bebé y vamos viendo cómo nuestros patrones familiares de comunicación no siempre empática, se repiten y nos sentimos culpables porque no conseguimos ser totalmente como nos gustaría, esos padres ejemplares, serenos y sabios. Porque, a pesar de poner todo nuestro empeño, todavía nos enfadamos y sacamos lo peor de nosotros, de vez en cuando.
Y un día nos damos cuenta que cada vez sucede en menos ocasiones. Que cada vez logramos desarrollar mayor empatía y dominar nuestro enfado respirando profundamente y dándonos unos momentos antes de reaccionar.
Somos humanos y aprendemos
Ese día, miramos atrás y vemos, que desde el momento en que decidimos ser padres, comenzamos a tomar decisiones conscientes de que no íbamos a repetir los mismos patrones, que haríamos todos los esfuerzos necesarios para aprender a ser como realmente nos gustaría, a pesar de habernos visto muy lejos de nuestro objetivo, a pesar del miedo, del dolor y de la falta de autoestima.
Podemos ver cómo, a pesar de haber repetido cierto tipo de decisiones o expresiones de nuestros padres, hemos ido labrando nuestra propia manera de acompañar a nuestros hijos. Incluso, aunque eso hubiera podido significar romper con la tradición del clan, incluso de lo estipulado por la sociedad.
Decidimos dar a luz en casa, para proteger a nuestros pequeños de la violencia hospitalaria que hemos visto sucederse en muchos casos a nuestro alrededor o los llevamos a guarderías y escuelas libres, donde se han sentido vistos y escuchados, y donde hemos podido aprender una forma distinta de relacionarnos con ellos.
El resultado lo tienes delante
Entonces, nos damos cuenta, un día, cenando todos juntos alrededor de la mesa, que nuestros hijos se sienten escuchados y tienen la capacidad de expresar sus emociones y pensamientos de una forma que tú no pudiste ni imaginarte en tu infancia.
Que sienten una libertad y una confianza en la vida, que a ti te hubiera gustado tener, y que su vida va a ser muy distinta a la tuya, gracias a todo lo que sucedió en el pasado.
Y es ahí cuando aprecias que, a pesar de haber vivido muchos momentos duros y difíciles con ellos y tu pareja, has mejorado durante todos estos años de tanto empeño en hacerlo mejor, en tener más compasión, más empatía, en mostrar más amor.
Es el camino necesario hacia la sanación
Porque un día te diste cuenta, que la primera persona que necesitaba ese amor incondicional eras tú, esa empatía, esa compasión que has aprendido a tener hacia los demás.
Y es ahí cuando te das cuenta, de que has estado sanando: que todos estos años de desarrollo personal y espiritual, que todas las experiencias que viviste en el pasado, las desafiantes y las alegres, las oscuras y las radiantes, fueron perfectas. Eran exactamente las que necesitabas para llegar hoy donde estás, a pesar de tus miedos, de tus dolores y de tus conflictos.
Porque ellos, ya no son algo que rechaces, sino que están integrados como parte de tu Ser, porque sin ellos, no hubieras llegado a ser mejor persona hoy. Porque ahora sientes que la vida te fluye mejor, que puedes comunicarte con mayor libertad y amor, y que has encontrado tu lugar en tu mundo, en tu vida.
Tus padres, tus Maestros
Aunque el viaje interior continúa, puedes parar para agradecer en cada momento por todo lo que ha sucedido en tu vida. Cuando te conectas con tus padres y tu infancia desde el amor incondicional y la compasión, porque comprendes que ellos hicieron todo lo que estaba en sus manos con lo que tenían.
Porque te pusiste muchas veces en su piel y sentiste su dolor, su sensación de abandono en su infancia. Como a ellos tampoco los trataron como les hubiera gustado, porque nadie puede dar lo que no tiene. Y es una carencia que se había ido heredando durante generaciones y generaciones. Hasta que llegaste tú.
Hasta que llegó ese momento en que decidiste hacerlo distinto, y no hacer todo lo contrario solo como reacción o rebeldía, sino que te propusiste viajar a tu interior para poder sanar el dolor albergado en tus raíces, ya no solo de tu propia infancia o tu Proyecto Sentido, sino de tus vidas anteriores y de tu propio clan.
Esta es mi historia
Y… ¿te cuento un secreto? Esta es mi historia, la historia del dolor replicando lo que me habían dado mis padres y lo que había en mí, desde mis vidas anteriores, pasando por la reparación, rebelándome y haciéndolo todo al contrario de como ellos lo hubieran hecho… a la sanación, a lo largo de un profundo viaje a las raíces de mis desafíos y dolores.

A la vez, ha sido una expedición de autodescubrimiento, ya que, al ir transformando mis sombras en luces, pude darme cuenta de mis dones y talentos, pude comenzar a permitirme ser yo, cada vez en mayor libertad, descubrir que merezco ser feliz y que soy la guardiana de mi bienestar.
Y que este viaje merece ser compartido, que todo lo que he aprendido por el camino puede que te sea de utilidad a ti, que me estás escuchando o leyendo, puede que te inspire a dar el siguiente paso.
Solo nos acompañamos
No pretendo sanarte, solo acompañarte a dar ese siguiente movimiento del alma, ya que cualquier viaje, por lejos que te lleve, se compone siempre de pequeños pasitos en nuestro día a día, en nuestro cotidiano: algunos hacia adelante, otros hacia atrás, a veces nos desviamos…
Pero hay algo que nunca debe fallar y es tu intención. ¿Quieres sanar? Pues está en tus manos. Acompáñate siempre, ten compasión por tus caídas y celebra tus logros. Mira hacia atrás con orgullo por todo lo que has conseguido.
Agradece cada oportunidad que te brinda la vida para estar ella, para poder seguir respirando, para poder seguir adelante, para poder descansar, para poder reflexionar, para poder celebrar.
Aquí me ofrezco por si en ese caminar deseas que te acompañe unos pasos, unos momentos, para que te inspire, para que te ayude a darte cuenta o a transmutar.
Respira agradecimiento
Quiero ofrecerte una práctica sencilla, que lleva acompañándome muchos años y que siento que ha transformado mi vida profundamente y todavía lo hace. Es muy rápida a la vez que transformadora y puedes utilizarla en cualquier momento del día o de tu vida.
Puedes hacerla estando de pie, sentado o tumbado, cada vez que necesites recuperar la calma, transmutar desafíos emocionales o mentales y conectarte con una vibración más elevada.

Meditación circular de gratitud
Comienza conectando con tu respiración, con los ojos cerrados, y llevando tu atención a la base de tu espalda, al chakra raíz, y cuando inhalas vas subiendo hacia el chakra corona recorriendo tu espalda, y al exhalar, bajas por delante de tu cuerpo, hacia el chakra raíz de nuevo.
Vuelve a repetir el ciclo varias veces, inhala subiendo por tu espalda y exhala bajando por tu frente con los ojos cerrados conectándote con tu campo energético, esta respiración lo activa y sientes mayor energía y conexión con el Espíritu.
Agradécete
Cuando percibas que tu mente está más calmada y tu cuerpo se ha relajado, conéctate con tu corazón y comienza a agradecer. En primer lugar, agradécete por haberte traído hasta donde te encuentras, sea el momento que sea de tu camino vital. Aprecia todo lo que te ha sucedido como aprendizajes, como regalos de la vida para aumentar tu consciencia y sabiduría.
Agradece tu salud, tu cuerpo, tus emociones y tus creencias, y agradece que te diste la oportunidad de volver a nacer para transmutar todo lo que fuera necesario para poder ser libre y vivir en amor. Puedes entrar en más o menos detalles, déjate llevar por lo que surja en tu corazón en cada momento. Puedes dejarlo aquí o seguir expandiendo este regalo.
Agradece a tu círculo y a tus desafíos
Llévalo a las personas de tu círculo cercano, a tus familiares y amigos, a los que vengan a tu mente en estos momentos, y agradece lo que has aprendido a través de ellos, los desafíos que te suponen y la medicina que resulta tenerlos en tu vida.
Y a continuación, comienza lo más interesante de este ejercicio, que puedes hacer siempre que sientas que necesitas transmutar una emoción. En esos momentos, puedes realizar la respiración circular y hacer solo esta parte de la meditación: envíale tu agradecimiento al origen de tu desafío, de tu conflicto.
Puede ser una persona, una emoción, una creencia limitante, un recuerdo, una circunstancia, lo que sientas que sea la fuente de tu estrés en estos momentos. Agradécele que esté ahí, que, a pesar de no comprender quizá ahora porqué, sabes en el fondo de tu Alma, que es para tu mayor beneficio y el de todos.
Tu agradecimiento es medicina para todos
Envíale toda la gratitud posible, por todo aquello que ahora duele pero que sabes que, llegado el momento, podrás transmutar y sanar, para ti, para tus ancestros, para tus descendientes, y para el planeta.
Ya que en el momento en el que te liberas, nos liberas a todos, traes más luz a esta dimensión, elevas tu frecuencia vibratoria y la de la Humanidad. Así que aprécialo, porque gracias a tu iniciativa, todos somos un poco más libres, más sabios y más amorosos.
Así que cada vez que lo necesites, agradece y verás como todo tu mundo cambia. Practícalo durante un ciclo lunar y escríbeme para compartirme tus cambios. Estaré encantada de recibirlos.
Yo te agradezco
Desde ya, yo te agradezco tu aportación de todo corazón, ya que cada momento en el que decides conscientemente dedicarte unos minutos a tomar consciencia y reconocer la luz en la sombra, estás sanándote a ti, aligerando tu camino y a la vez, estás colaborando con el Gran Despertar: con este movimiento que permite que cada vez más personas decidan vivir en coherencia con su corazón y con las leyes naturales, aquellas que nos hacen uno con la vida, con la fuente creadora de toda la existencia.
Esa luz tuya permite que se disipen miedos, sombras y turbulencias. No te rindas nunca: eres una pieza clave en estos momentos de la historia de la Humanidad. Estamos juntos en esto.
Sanar no es glamuroso, pero recompensa
Como te decía en un artículo anterior, la sanación es un camino poco glamuroso pero los resultados recompensan, pero no necesariamente tienes que hacerlo a solas. Por eso quiero proponerte varios recursos para que puedas encontrar a otras personas como tú para transcender juntas.
Puedes entrar en mi Comunidad Ikigai Healing en Facebook donde comparto mis novedades y artículos interesantes y sanadores, y también en el grupo de Telegram, de semillas estelares, para que puedas caminar de la mano de otras almitas en plena evolución, otros portadores de la antorcha de la consciencia.
También puedo acompañarte terapéuticamente con mi método Ikigai Healing, para que puedas hacer las paces con tu pasado, amando el presente, o simplemente hacer una Consulta Breve a tu Registro Akáshico para saber cuál es tu siguiente paso. Aquí me tienes, ya sabes.
Mientras tanto, te mando un fuerte abrazo de luz y si sientes que esta información puede ayudar a más gente, te invito a que la compartas y expandas la consciencia.
Gracias infinitas,
¡Namasté!
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