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¿Elegimos a nuestra familia? ¿Te has preguntado alguna vez por qué “te ha tocado vivir” en tu familia? ¿Por qué te sientes tan distinta a ellos? ¿Te has cuestionado si hay un propósito detrás? Porque, en este capítulo, quiero hablarte sobre los motivos por los que elegimos a nuestra familia y cómo éstos son para tu mayor beneficio.
¿ Elegimos a nuestra familia ?
Nuestros Maestros espirituales en la Tierra
En el capítulo anterior del Podcast, hicimos una meditación para poder ir al Origen de tu Alma y encontrarte con tus Maestros, entre otras experiencias. Pero, no tocamos un tema fundamental, que es, nuestra familia terrenal.
Estas piezas clave de nuestra encarnación, son las personas que más desafíos nos presentan, a la vez que son nuestros grandes maestros. Ya que, con ellos pactamos que se encargarían de recordarnos los temas fundamentales que vinimos a trabajar en nuestra evolución a nivel del Alma. Y nosotros les prometimos lo mismo.
Sí, puede parecerte un despropósito que los seres con los que puedes haber sufrido en mayor profundidad, sean a su vez tus Maestros, pero esto tiene un sentido muy profundo y anterior a tu consciencia actual. Te explico.
¿Qué sucede antes de encarnarnos?
Cuando fallecemos, nos desprendemos de nuestro cuerpo, pero nuestra Alma retorna a su Hogar, lo que llamamos “el espacio entre vidas”. En él pueden suceder muchas cosas dependiendo de su nivel de consciencia.
¿Qué sucede en el Espacio entre Vidas?
Por ejemplo, nos ponemos en el peor de los casos y resulta que tuviste una vida muy difícil y los últimos años fuiste adicto a alguna sustancia, como el alcohol o alguna droga, y, en algún momento, falleces.
Es muy probable que tu Alma se desprenda de tu cuerpo, maltrecho y con la consciencia muy alterada y no se dé cuenta de que ha perecido. Como sucede en la clásica película del Sexto Sentido, ¿recuerdas? Donde el niño puede ver a los distintos espíritus de personas que no saben que han fallecido.
Con lo cual, tu Alma andará vagando por la dimensión del bajo astral, buscando personas vivas que resuenen con las mismas adicciones, y se pegue a su aura para seguir experimentando las mismas sensaciones.
No será para toda la eternidad, ya que Almas con mayor desarrollo espiritual, les irán irradiando energía sanadora, hasta que puedan lentamente recobrar un poco de consciencia y pasar al siguiente nivel.
Hay una película llamada Nuestro Hogar, que describe este reino según las experiencias de Chico Xavier, un médium y espiritista brasileño muy famoso en su época, que lo describe bastante bien.
Planeamos los desafíos de esta encarnación
La otra opción, que es lo más probable que nos haya pasado a ti y a mí, es que en la vida anterior nos sucedieron eventos de todo tipo, pero, sobre todo, dejamos temas pendientes de reconciliar, lecciones que aprender, conflictos que trascender y cuando fallecimos, vimos la luz al final del túnel y fuimos acompañados al Otro lado.
La experiencia de ver toda tu vida pasar ante tus ojos en el momento de fallecer, ver un túnel oscuro y una luz brillante al final, que nos llama y a nuestros acompañantes esperándonos, son varios de los síntomas que se repiten a lo largo de la historia y de las distintas culturas, y ya existen numerosos estudios científicos de experiencias cercanas a la muerte que lo corroboran.
¿Quién nos acompaña al Otro lado?
Estos acompañantes suelen ser nuestros Guías Espirituales, es decir, Almas con un gran desarrollo espiritual que muchas veces, no se han encarnado en la Tierra. En otras ocasiones sí lo han hecho, como nuestros seres queridos fallecidos y algunos miembros de nuestra familia álmica, es decir, aquellas almas con la que nos encarnamos en nuestro Origen y nos seguimos reencarnando vida tras vida.
Los primeros suelen tener a muchas Almas a su cargo, a las que guían y protegen. Son aquellos Maestros Ascendidos como pueden ser para algunos, en nuestra cultura más occidentalizada, María o Jesús, Quan Jin o Saint Germain.
En otras ocasiones, pueden ser seres de alta vibración que nunca encarnaron como los conocidos como ángeles o arcángeles. Aunque en el ámbito científico no se utilizan estos términos, sí se reconoce su existencia.
¿Qué sucede al Otro lado?
En el Espacio entre vidas el tiempo discurre de un modo muy distinto, porque no existe. Mi experiencia fue siempre de estar “como en el cielo”, un lugar muy luminoso y acogedor.
En algún momento, tus Guías Espirituales más avanzados te llevan a un lugar donde puedes ver de nuevo lo que sucedió en tu última encarnación y hacen un repaso contigo.
En él sopesas qué dejaste pendiente, qué te gustaría haber hecho mejor y qué te gustaría sanar o aprender, y juntos creáis lo que será tu Misión de Vida para la siguiente encarnación.
Esto solo sucede si tu consciencia está lo suficientemente desarrollada para poder hacerlo en conjunto, si no, se encargan ellos de hacerlo por ti.
¿Cómo se planea tu Misión de Vida?
Para nosotros, como humanos, nos es difícil concebir cuántas variables y condiciones tienen que tenerse en cuenta para que nuestra próxima encarnación pueda llevarse a cabo. Por eso ellos se encargan de planear el momento y lugar exactos en los que te encarnarás.
Uno de los temas más importantes a decidir, es que las relaciones que vayas a tener, tengan un sentido evolutivo, es decir, que las Almas con las que nos encarnemos nos recuerden o activen el aprendizaje que estamos buscando.
Te doy un ejemplo: en la última encarnación tú abandonaste a tu hijo, porque eras demasiado joven y sentiste que no podías hacerte cargo, querías disfrutar tu juventud.
Entonces, en la siguiente, decidís, como Almas, que necesitas aprender sobre el amor, la humildad y la compasión y, que eso lo harás a través de que tu hijo se encarne como tu madre y te abandone a ti.
Esos son los llamados pactos o contratos kármicos: aquellos acuerdos a los que nos comprometemos con nuestros seres queridos (familiares, amigos o enemigos) que tomamos antes de encarnar y que nos provocarán experiencias que nos marcarán y condicionarán la vida de gran manera, porque definirán los mayores saltos evolutivos que podamos tener, si los aprovechamos sabiamente.
El momento adecuado

Para que pueda darse esta experiencia, tendrá que encontrarse el momento adecuado para que esto suceda. Teniendo también en cuenta otros muchos factores como quién será tu padre, el resto de tu familia, el país, el momento histórico, las condiciones económicas de la familia, el entorno social, la salud, las capacidades físicas, mentales, emocionales y espirituales para que el aprendizaje pueda darse de la mejor manera posible. Me parece una fórmula de alta consciencia, pero así sucede, todas y cada una de las veces.
Y a pesar de ser un plan tan bien calculado, al encarnar lo olvidamos todo, o mejor dicho, al cumplir unos 3 años, que es cuando el lóbulo prefrontal de nuestro celebro se acaba de formar y comenzamos a retener los recuerdos de esta vida, y a olvidar, en muchas ocasiones, los de las vidas anteriores.
Tu Misión está escrita en las estrellas
Es muy curioso ver cómo toda esta información está grabada en las estrellas, es decir, cuando ves tu carta astral o tu Diseño Humano, puedes ver todas tus características y cuándo va a suceder qué evento a lo largo de tu vida, cómo van a ser tus relaciones o qué vienes a trabajar de tus vidas pasadas.
Esto podemos verlo a posteriori, pero para que suceda así, ha tenido que ser planeado a priori, antes de nacer, para que los astros estuvieran perfectamente alineados y que te influyeran de manera perfecta para realizar tu Misión de vida.
El Retorno de Saturno
Así vemos que no es casual lo que nos sucede en la vida, si no que lo hace en el momento perfecto. Por ejemplo, ¿por qué muchos de nosotros a los 28 años tenemos una experiencia de muerte/renacimiento?
Según la astrología es el momento del Retorno de Saturno, donde a menudo sentimos que lo que estábamos haciendo hasta ese instante, no nos llena, ni queremos continuarlo en nuestra vida. Es un momento de toma de decisiones, muchas veces radicales.
En mi caso concreto, me llevaron a abandonar mi trabajo, mi estabilidad y mi país y comenzar una nueva vida de viajera por el mundo y cambié totalmente de profesión, a lo que hoy en día es mi Ikigai.
Este cambio me llevó a abandonar el vínculo que tenía con mi familia, mi círculo social y mi pasado, para comenzar a ser una nueva yo, más coherente con lo que mi Alma me inspira.
Nuestra familia, nuestros más grandes maestros
Las relaciones que había mantenido con mi familia habían estado condicionadas a como yo me percibía de acuerdo a mi circunstancia cultural, social y familiar. Me había creído que mis posibilidades eran las que se me brindaban según la televisión, mi educación o lo que creía que iba a encajar socialmente en mi círculo.
Realmente no me lo cuestionaba, y si lo hacía, no podía encontrar otras alternativas, las desconocía. Solo cuando salté al vacío y comencé a viajar, me encontré con otra mucha gente que hacía tiempo que lo estaba haciendo y que tenía una mentalidad muy distinta, mucho más abierta respecto al mundo.
Comencé a tomar perspectiva sobre lo que había sido mi vida y mis relaciones, y me di cuenta de que, la mayor parte de veces, había estado tomando las decisiones más importantes de mi vida, condicionada por la opinión de mis padres.
Me sentí horrorizada de comprender que no había tenido libre albedrío en ningún momento y, a la vez, comenzaba a vislumbrar lo que era tomar responsabilidad total sobre mi vida y mis decisiones.
El proceso de duelo con la familia
No te negaré que el tomar perspectiva me llevó a darme cuenta de lo limitada que me había sentido, del pánico inconsciente que me había acompañado durante años a “no encajar”, a sufrir castigos por “no portarme bien”, y con los años descubrir una de mis grandes creencias limitantes: “merezco que me castiguen”.
Todo ello se derivaba de una infancia llena de abusos emocionales, psicológicos y físicos, evidentemente, y el descubrirlo me llevó a una gran crisis personal y de rechazo hacia mis padres.
Comenzó mi duelo personal
Primero me quedé en shock por descubrir cuánto dolor albergaba en mi corazón y que había condicionado toda mi vida hasta ese momento. Lo asombroso era que había convivido con él y ni si quiera me había dado cuenta de lo profundo que era ese pozo, que me había llevado al modo “supervivencia” en mi día a día.
Después sentí mucho rechazo y rabia hacia ellos. A él por haber sido tan violento y opresivo y a ella por haberlo permitido. Me sentí profundamente triste y desamparada. Y lo más duro para mí en aquel momento fue, que mi hermana estaba viajando por India conmigo y cuando le compartí mi dolor ella no lo podía ver, me dijo que era parte del pasado y que lo olvidara.
Pero yo no podía. Había abierto la caja de Pandora y tenía todo mi dolor por mi infancia delante de mis ojos, no podía mirar a otro lado. Tenía que hacer algo con él, no sabía qué, pero por el momento, necesitaba estar enfadada, necesitaba compartir ese dolor, explicarlo, llorarlo, gritarlo, procesarlo. Fue una época muy desoladora en mi vida.
Confrontando el dolor
Meses más tarde volví temporalmente a España y un día pude aunar la valentía suficiente como para explicarle a mi padre todo lo que me atormentaba en mi interior, los recuerdos, la impotencia, la frustración, el miedo…
Por aquel entonces, mi padre había hecho su propio proceso personal, era distinto al que me crió, aquel que no me dejaba hablar gritando para imponer su verdad. Ahora me escuchaba con la cabeza gacha y cuando acabé de desahogarme, se disculpó humildemente.
Para mi sorpresa, mi madre era la que lo defendía, negando mis recuerdos y mi dolor, como si no hubieran ocurrido. En ese momento, mi padre la mandó callar y asumió su responsabilidad. No te lo negaré, fueron unos instantes épicos en nuestra historia familiar. A los que yo agradezco profundamente.
Mi pareja y yo pasamos unos meses en España para después volar al Caribe mexicano. Allí emprendí un viaje de sanación a través de muchas plantas de poder, de diversas terapias y retiros, y después de un año, comencé un ciclo de Constelaciones Familiares que me llevaron a subsanar la relación con mi padre.
Tanto fue así que, de haber criticado todas mis elecciones profesionales, desde que decidí ser profesora de Reiki, pasaron a unirse al curso que facilité cuando vinieron a visitarnos al Caribe. Desde aquel momento mi padre comenzó a dispensar Reiki a sus familiares y amigos. Una transformación radicalmente amorosa.
El cierre de un ciclo de dolor, comienzo de una nueva vida
Cuando ellos se fueron de México, sentí fuertemente que cerraba un gran libro en mi vida y comenzaba otro, cuyas sus páginas estaban en blanco. No podía imaginarme qué era. Dos semanas después, concebimos a nuestra primera hija, Sol. Todo cobraba sentido.
Entonces regresamos a Barcelona y nos establecimos para poder sanar profundamente esa relación con mi infancia. La maternidad me desató la sombra de dolor que cobijaba el abandono emocional que sentía por cómo mi madre me había criado.
Me llevó a confrontar muchos conflictos internos, entre la educación y la crianza recibida, y cuestionarme, una vez más, si quería seguir sus pasos o hacerlo distinto. Así que decidí tomar muchas decisiones que no estaban en la línea de lo que ellos hubieran preferido: dar a luz en casa, no vacunar, educación libre, alimentación ecológica…
Y aunque en un principio, fuera causa de tensiones y a veces dudaba si eran las correctas, pude comprobar paulatinamente que eran las elecciones que estaban en mayor coherencia con nuestra manera de pensar como padres, y eso nos daba paz interior.
Además, con el tiempo, íbamos corroborando que también eran las que mejor estaban sentándole a nuestra hija, ya que habíamos decido criarla escuchando y acompañando sus necesidades, más que los temores de nuestro entorno o la tradición a ciegas.
Paulatinamente mis padres también aprendieron a salir de su zona de confort y a respetar nuestras decisiones, porque veían que estaban basadas en una profunda investigación previa, y que más que dañar, respetaban y cuidaban a nuestra pequeña. Al final nos dimos cuenta de que estábamos todos en el mismo bando: queríamos lo mejor para ella.
El perdón cuántico
Todo sucedió paso a paso, día a día, hubieron muchas subidas y bajadas en ese recorrido por nuestro duelo familiar, que nos permitió llegar al perdón cuántico, ese que te lleva a aceptar al otro tal y como es, porque logras comprender “que yo en tu lugar haría lo mismo”.
Ese es el fin de haber elegido a mi familia: que aprendiera a elegir por mí misma, con coherencia con mi Ser, que luchara por mis sueños, por mis valores, y que pudiera hacerlo con amor, no con dolor o rechazo, sino integrando mi pasado, mi presente y mi futuro. Que viviera según mi Ikigai y pudiera así inspirar a otros a hacer lo mismo.
Somos los portadores de la antorcha de la consciencia y el amor
Te he querido compartir este fragmento tan personal de mi vida, porque siento que puedo explicártelo mejor desde mi propia experiencia. Con los años me he dado cuenta de que en cada familia suele haber por lo menos una oveja negra, alguien que tarde o temprano despierta y se da cuenta de que la realidad es mucho más de lo que nos han contado, de que puede elegir no encajar y salir de su zona de confort para cumplir sus sueños, su Propósito de vida.

Esos seres tan especiales, son los que, en el contrato kármico antes de encarnar, decidieron que serían ellos los que portarían la antorcha de la consciencia y del amor a la familia. Los que decidirían hacer las cosas distintas al clan, para poder sanarlo de sus antiguas dolencias y patrones heredados. Que lo harían distinto, a su manera, que seguirían a su corazón.
Si estás leyendo o escuchando estas líneas, será porque posiblemente, seas esa persona en tu familia. No te desesperes, sonríe, tú lo elegiste, por amor, para tu propia evolución y la del clan. Respira hondo, estás en el buen camino. Hazlo paso a paso y sobre todo, escucha siempre a tu corazón.
Sanar no es glamuroso, pero recompensa
Ciertamente es un camino doloroso, desafiante y solitario, pero no necesariamente tienes que hacerlo a solas. Te propongo varios recursos para que puedas encontrar a otras personas como tú para respirar hondo juntas.
Puedes entrar en mi Comunidad Ikigai Healing en Facebook donde comparto mis novedades y artículos interesantes y sanadores, y también en el grupo de Telegram, de semillas estelares, para que puedas caminar de la mano de otros portadores de la antorcha de la consciencia.
También, si lo deseas, puedo acompañarte terapéuticamente con mi método Ikigai Healing, para que puedas hacer las paces con tu pasado, amando el presente.
Gracias infinitas,
Mientras, te mando un fuerte abrazo de luz y si sientes que esta información puede ayudar a más gente, te invito a que la compartas y expandas la consciencia.
¡Namasté!
Carme dice
Impresionante, las sensaciones que has abierto en mi.
La ternura en la que cuentas tu el recorrido de tu alma.
Gracias por tu luz.
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